lunes, 30 de abril de 2018

Comentario editorial del 29-04-18

COMENTARIO EDITORIAL DEL 29-04-18

La semana: como siempre muchas noticias acapararon la vida nacional, el caso Cristina Cifuentes ha sido de lo más comentado y la verdad que le crecieron los enanos, primero fue el polémico master, que como dije en su momento algo de culpabilidad debe de tener la Universidad RJC, es más yo creo que esa universidad no solo habría que cerrarla si no que había que fumigar. Y claro por si esto fuese poco aparece el video grabado hace siete años, que no deja de ser una humillación para la persona, Cristina no quiso dimitir por el master y su partido la humilla y la obliga a marcharse mostrando el video donde robaba unas cremas faciales en un centro comercial.

 

Pero lo que hizo saltar todas las alarmas en la información y lo que sacó la gente a la calle, fue la sentencia por el juicio de la Manada que causó un impacto social sin parangón. A diferencia de otros sucesos, en esta ocasión la ola de indignación provocada por al Audiencia de Navarra al no ver delito de violación fue lo que provocó una inédita movilización ciudadana, no solo en las ciudades sino también en villas y pueblos de toda España.

 

Es la primera vez que las calles se llenan de mujeres y hombres para exigir no solo la revocación de la sentencia, sino la modificación del Código Penal para grabar los delitos relacionados con las agresiones sexuales. Unas manifestaciones como las realizadas el 8 de marzo reivindicando la igualdad. Los jueces tienen la obligación de aplicar las leyes mientras que el deber de los ciudadanos, incluidos los representantes políticos, es acatar y respetar las decisiones de los tribunales. Sin embargo ni los jueces pueden permanecer aislados de la sociedad ni la ciudadanía condicionar su labor hasta el punto de practicar una suerte de veredicto social impropio de un Estado de derecho.

 

Sin lugar a dudas, todo acceso carnal no consentido es violencia en sentido general. Sin embargo, la realidad es que la ley exige acreditar la falta de consentimiento en delitos relacionados con las agresiones sexuales. Se puede discrepar de la interpretación de los jueces, pero lo que resulta inaceptable es desacreditar a todo un tribunal por no dictar una sentencia a golpe de tuit o de emociones. Digo esto, porque de ser así estaríamos sometiendo la arquitectura jurídica de nuestra democracia a la voluntad de las masas.

 

Las agresiones sexuales constituyen una lacra que merece el máximo repudio social. Pero en un Estado de Derecho  las sentencias tienen que estar fundamentadas por la ley y no por el árbitro de la calle ni los platós de televisión.

García MOLINA


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