domingo, 15 de abril de 2018

Comentario editorial del 15-04-18

COMENTARIO EDITORIAL DEL 15-04-18

La semana: Uf la semana, fue un polvorín de noticias de todo tipo, los ERES de Andalucía, que esto no se habla mucho en los medios de comunicación, y no se habla porque es corrupción de los socialistas. El mayor escándalo de corrupción de Europa, con dos presidentes autonómicos en los tribunales. Esto, apenas lo vemos en la televisión, como tampoco vemos la trama de financiación ilegal del Partido Socialista  y Bolc Nacionalista Valenciá el socio mayoritario de Compromis en Valencia. Una trama paralela a la Gurtel, es más las mismas empresas que financiaban al PP hacían lo propio con PSOE Y el Bloc. Solo que al PP lo han tenido contra las cuerdas, en juzgados y dimisiones múltiples, en los últimos 10 años, ahora veremos que va pasar tanto con el PSOE como con el Bloc, quieren que se lo diga yo. NADA. 

 

Sin embargo algo no tiene el menor sentido, porque al menos a priori, no se  robó dinero, es el caso de Cristina Cifuentes, y su Master. Que yo la verdad ha quien hay que culpar es a la URJC ellos son los auténticos culpables, es más esa universidad no solo había que cerrarla sino que entrar en ella con lanzallamas, la URJC quedó demostrado que es una cloaca. Bueno pues el Master  de Cristina abre telediarios y acabará costándole el cargo  como presidenta de la Comunidad de Madrid. Pero esto solo es la punta del iceberg de corrupción e irregularidades que carcome la universidad pública española. Los rectores salieron esta semana echado balones fuera ante un escándalo, que sin duda, golpea, una vez más, la línea de flotación de la ya de por si desprestigiada universidad española. Además aprovecharon para pedir a los políticos que la universidad estuviese al margen de las contiendas partidistas.

 

La verdad que la desfachatez de la cúpula universitaria en este asunto no puede ser mayor. Las universidades públicas están totalmente politizadas. El clientelismo y el favoritismo político campan a sus anchas por las aulas sin que nadie haga nada al respecto.

 

Más allá de la corrupción, los chanchullos que presentan a nivel interno son de calado, en la universidad actual, el mérito y la capacidad importan poco a la hora de conseguir un plaza, basta tener los contactos necesarios dentro de la organización para lograr que alguien te apadrine.

 

Y todo ello sin contar con la utilización de alumnos para la realización de ciertos trabajos o el enriquecimiento de algunos profesores mediante el desarrollo de diferentes cursos. La universidad española no es esa institución pulcra y transparente que pretender vender la conferencia de rectores a la opinión pública, más bien es todo lo contrario.

 

Aunque lo más triste, es el nivel educativo que ofrece a sus alumnos es, en muchos casos, mediocre. El adoctrinamiento político, no la enseñanza, es el denominador común en numerosas facultades de España, con todo lo que ello implica. La absoluta desconexión con las necesidades de la empresa privada hace que los jóvenes, para integrarse en el mundo laboral tengan que completar su formación con cursos y master adicionales, la mayoría privados, con el fin de encontrar trabajo. No es de extrañar que ninguna de las universidades españolas esté situada entre las 200 mejores universidades del mundo a pesar de la gran cantidad de dinero público que reciben todos los años.

 

Como decía anteriormente el caso Cifuentes es solo la punta del iceberg. Por lo tanto hay que pedir una reforma profunda  del sistema universitario, introduciendo los incentivos correctos para aspirar a la excelencia a través de los principios de mérito, la capacidad y la autonomía académica y financiera, de no ser así esta institución no dejará de ser un apéndice más de la podredumbre que, por desgracia, subyace en las estructuras del Estado.

García MOLINA


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