lunes, 10 de julio de 2017

Comentario editorial del 09-07-17

 

COMENTARIO EDITORIAL DEL 09-07-17

 

La semana: pues como siempre hemos tenido de todo un poco y cualquiera de las noticias que han sido portada en los medios de comunicación serían válidas para  este editorial. Pero hoy permítanme que me detenga en algo que ha conmovido a este país y que el próximo jueves día 13, se van a cumplir 20 años. Me estoy refiriendo al secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco. Aquel asesinato a cámara lenta,  perpetrado como consumación del chantaje terrorista que exigía el inmediato acercamiento de los presos de ETA al País Vasco pero también como venganza por la reciente liberación de Ortega Lara  tras 532 días de secuestro, produjo en toda España, y muy especialmente en el País Vasco, unas manifestaciones de repulsa jamás vistas. Fue ese un movimiento cívico y espontáneo que desbordó a la clase política, a la que, lejos de reclamar alguna clase de apaciguado entendimiento con los terroristas, exigía el aislamiento social y político del entorno etarra, así como una lucha antiterrorista que hiciera uso de todos los mecanismos del Estado de Derecho.  

Sin embargo, algunos políticos nacionalistas se fueron a por la ETA; pero no para combatirla, precisamente, sino para negociar una tregua bajo el repugnante compromiso de buscar una estructura "única y soberana"  que desembocaría en "El Pacto de Estella"  y que el nacionalismo vendió como una "oportunidad para la paz", aunque eso sí, el por entonces Ministro del Interior Mayor Oreja, advertía que todo era una "Trampa".

Todo ello trae como consecuencia el acercamiento de más de un centenar de presos etarras a cárceles del País Vasco. A la inesperada victoria de José Luis Rodríguez Zapatero en las elecciones de 2004, violentadas por la matanza del 11 de Marzo en las que fueros cercadas las sedes del PP, le siguió poco tiempo después un comunicado de ETA en el que se reclamaba al nuevo presidente del Gobierno "gestos para Euskalherria tan valientes como los dados en Irak", en referencia a la decisión de Zapatero de retirar inmediatamente las tropas españolas de aquel país.

Tras casi un año en el que se celebraron multitudinarias manifestaciones, en las que las propias asociaciones de víctimas, con el respaldo del PP, habían enarbolado el Espíritu de Ermua y mostrado su oposición a cualquier diálogo y a cualquier concesión a los terroristas, ya fuese política o penitenciaria, ETA anunció un "alto el fuego permanente" que, por cierto, no incluía el cese del robo de armamento ni el de la extorsión del denominado "impuesto revolucionario".  

Han sido muchas las negociaciones, algunas veces rota, como el atentado de la T-4 en Barajas. Pero quizás lo que más sorprendente ha sido decisiones como la excarcelación de Juana Chaos, tras su teatral huelga de hambre, o cuando el Tribunal Constitucional decidió suspender la ilegalización de Bildu.

Pero tampoco debemos de olvidar la excarcelación de Bolinaga secuestrador y torturador de Ortega Lara,  escandalosamente justificada por el Gobierno de Rajoy por un falso "imperativo legal", aquello fue un mazazo para las víctimas del terrorismo, sólo superado por el que recibirían poco después, cuando el Tribunal de Estrasburgo emitió una sentencia donde se beneficiaban, donde había una excarcelación masiva de etarras. Pero la doctrina Parot también puso en la calle a violadores y asesinos en serie algunos de los cuales ya reincidieron en sus conductas criminales.  

En definitiva que 20 años después del asesinato de Miguel Ángel Blanco y del nacimiento del Espíritu de Ermua, la sociedad española vive cómodamente instalada en una paz indigna, en la que los terroristas, ciertamente, ya no matan ni secuestran, mientras la unidad nacional y el Estado de Derecho son objeto de amenazas formidables; una paz en la que los voceros de ETA tienen financiación y acrecentada representación política; una paz bajo la que siguen sin esclarecerse más de 300 asesinados de ETA y en la que  etarras en paradero sobradamente conocido por las autoridades, como Juana Chaos o Josu Ternera, siguen sin ser detenidos.

La memoria, la dignidad y la justicia  que merecen Miguel Ángel Blanco y todas las demás víctimas del terrorismo exigían y exigen, muchísimo más.

García MOLINA


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