lunes, 12 de junio de 2017

Comentario editorial del 11-06-17

COMENTARIO EDITORIAL

 

La semana: Pues como siempre de todo un poco y como siempre cualquiera de las noticias que fueron estrella durante los últimos siete días, podrían ser válidas para el editorial de hoy. Podíamos hablar de los atentados Islamistas, donde un español resultó muerto, incluso hay voces que hablan que fue asesinado por la policía Británica al confundirlo con un terrorista. Podíamos hablar de las mociones de censura de Podemos, que es de traca. Podíamos hablar de la caída del Banco Popular, donde se dice que los accionistas perderán sus ahorros. Podíamos hablar de la amnistía fiscal que el TC  sentenció como anticonstitucional, pero no se preocupen que no pasará nada, ni el vampiro de Montoso dimitirá. En fin que podíamos hasta hablar del robo del bombo de Manolo, aunque después apareció. Pero permítanme que me detenga en algo que solo desde la envidia, el resentimiento y un profundo odio a la sociedad civil y a la creación de riqueza propia del capitalismo puede entenderse la indecente acogida que un sector de la izquierda ha dispensado a la donación de 320 millones de Euros que la Fundación de Amancio Ortega ha destinado  a la renovación de los equipos del diagnóstico y tratamiento del cáncer en la sanidad pública. 

 

Incapaces de apreciar el enorme beneficio que obtendrán de ello los enfermos de cáncer, la muy progresista Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública ha criticado vilmente estas donaciones a hospitales públicos de diferentes comunidades del país, poniendo como excusa que debería de "contribuir al erario público de forma proporcionada a sus beneficios y en la misma proporción que el resto de los contribuyentes".

 

Vamos a ver esta gentuza, por poner un calificativo, ignora o finge ignorar que los contribuyentes españoles ya están sometidos a uno de los regímenes fiscales más progresivos de la OCDE, por lo que Amancio Ortega ya contribuye al Erario mucho más de lo que le correspondería si tuviera que pagar impuestos de forma meramente proporcional a sus rentas o beneficios. Aspirar, en cualquier caso, a un régimen fiscal todavía más voraz no es otra cosa que apelar de forma velada y demagógica a unos impuestos confiscatorios que destruirían la prosperidad nacional y, con ello, la posibilidad de financiar los servicios sociales, incluidos los sanitarios.

Decía Miguel de Unamuno que la "envidia es peor que el hambre, porque es hambre espiritual" y esta gentuza lo que tiene es envidia, a unos y a otros.Afortunadamente, una inmensa mayoría de los contribuyentes, los profesionales de la sanidad y, sobre todo, los enfermos de cáncer están sumamente  agradecidos a este benefactor social y empresario ejemplar y sienten una viva repulsión por quienes ni predican con el ejemplo ni están para dar lecciones de nada. Evidentemente a estas alturas ya nadie duda del sectarismo de estos progres. Lo  que verdaderamente sorprende es que empresarios como Amancio Ortega aún sigan creando empleo y pagando impuestos en España, que realmente,  como dijo Carlos Herrera en su programa matinal, Amancio Ortega se volvió a sentir engañado, él pensaba que  los equipos que  ha donado detectaban tumores y en realidad lo que detectan son Gilipollas.

García MOLINA


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