lunes, 20 de marzo de 2017

Comentario editorial del 19-03-17

COMENTARIO EDITORIAL DEL 19-03-17

La semana: como siempre hemos tenido de todo un poco y cualquier noticia podría ser motivo para el análisis, el comentario  o la reflexión, incluso la de que  el Congreso se aprobó la prohibición de amputar el  rabo de los perros.

Pero también el Congreso como depositario de la soberanía nacional,  como representante de todos los españoles y, por tanto, su principal tarea debería ser la defensa del interés general;  este noble y digno principio ha quedado supeditado, una vez más, a la protección de un pequeño grupo bien organizado, en este caso el sindicato de la estiba, tras haber logrado su principal objetivo con la inestimable ayuda de sus señorías. El Parlamento ha tumbado este jueves la reforma de la estiba que presentó el Gobierno.

Sin lugar a dudas la  anulación de la reforma constituye una pésima noticia tanto desde el punto de vista jurídico como económico , pero sobre todo, desde el punto de vista moral, y refleja la grave irresponsabilidad, el oportunismo y la demagogia de la clase política nacional. De nada sirvió el hecho de que la necesaria liberalización del sector no partiera de una decisión gubernamental, sino de una sentencia de obligado cumplimiento decretada por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea , el mismo que tanto defienden numerosos grupos parlamentarios cuando dictamina sobre la anulación de cláusulas suelo u otras materias que les interesan.

Tampoco les valió a los diputados que la estiba española sea hoy un anacronismo incomprensible e indefendible. Los estibadores son un gremio sindical de 6.150 individuos que operan en régimen de monopolio, puesto que los operadores portuarios no pueden contratar libremente a los empleados que quieran. Dicha situación ha permitido que gocen de una serie de privilegios y sueldos desproporcionados,   a costa, eso sí, de impedir la entrada de nuevos trabajadores y de lastrar la competitividad de los puertos. No existe ningún otro sector en el que se viole la libertad de contratación como en el de la estiba, y por eso su régimen es contrario a la legislación comunitaria.

A los parlamentarios españoles tampoco les ha importado que el retraso del cumplimiento de sentencia conlleve al pago de una multa millonaria, que pagamos todos los españoles. Tampoco les importó que la liberación supusiera la creación de miles de puestos de trabajo y un importante crecimiento de PIB gracias al incremento de las exportaciones. Tampoco les importó, la amenaza de los estibadores paralizando la actividad portuaria, empleando como rehenes a las empresas y consumidores españoles. Ninguno de estos argumentos ha servido para convencer a los grupos del parlamento que votaron en contra del decreto.

Todos los partidos políticos, en mayor o menor medida se han bajado los pantalones ante este gremio que disfruta de unas prebendas absurdas y bochornosas. Y si bien los grupos de la oposición han cedido al chantaje de la estiba por pura estrategia electoralista, no deja de ser igualmente vergonzoso que el Gobierno del PP esté dispuesto a comprar con una lluvia de millones a este gremio con tal de sacar adelante su decreto, aprovechándose de que, al fin y al cabo, pagan los contribuyentes.

El caso de la estiba deja, una triste y amarga lección acerca de la política nacional: el Gobierno y los representantes de la soberanía nacional están dispuestos a premiar, de una u otra forma, a quienes no dudan en emplear la violencia, la amenaza o el chantaje para lograr sus objetivos, por mucho dinero que ello pueda costar a los contribuyentes o dañe el interés general. Esta semana ha ganado la mafia sindical, porque los estibadores  son una mafia. Pero hemos perdido todos los españoles. Espero y confío que esos millones diarios que tenemos que pagar los españoles, por las sanciones europeas, no salgan a costa de mermar la educación, la sanidad y las pensiones.

García MOLINA


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