lunes, 30 de enero de 2012

DOMINGO 29-1-12


La semana: Pues la verdad que como sucede últimamente tenemos de todo un poco, como siempre, y ya es como un clásico, un clásico trágico,  esta semana hemos conocido los datos del paro, que un vez  más vuelve a ser escalofriante, mostrando  la faceta más dramática de la situación de emergencia en la que se encuentra España. Más de 5,2 millones de personas que buscan empleo y no lo encuentran; 3,4 millones de parados más que hace cinco años, cuando el ex-presidente José Luis Rodríguez Zapatero llamaba antipatriotas a quienes advertían del inicio de la crisis. Los datos que nos dieron esta semana son un auténtico desastre económico y moral, con una generación de españoles que han vuelto a la emigración emprendiendo un éxodo en busca de nuevas oportunidades hacia América y al otro lado de los Pirineos como lo hicieran nuestros abuelos en la postguerra. Jóvenes la mayoría, que no pueden crear y prosperar en su país. Pero si esto es sangrante las previsiones del Banco de España, no nos hacen ser nada esperanzadores, los datos que nos dieron esta semana nos anuncian que la economía seguirá cayendo lo que hace que esta riada de parados será más caudalosa en los próximos dos años.
Por otro lado esta semana también se habló del caso Gurtel, donde el ex-presidente de la Comunidad Valenciana salió absuelto de los cargos que se le acusaba, es decir, cohecho impropio, es decir,  la denominada trama de los trajes. Mientras que Camps salía libre, los que lo sentaron en el banquillo están ahora implicados  casos de corrupción, prevaricación y un largo etcétera de ahí que esta semana tanto Baltasar Garzón como José Blanco  estuviesen en los tribunales por estas y otras causas.
Por otro lado esta semana hemos conocido las reformas que se van a llevar a cabo en  la Justicia por parte del nuevo Ministro, y que la verdad nos han sorprendido por venir de Ruiz Gallardón, unas reformas que abren la puerta a la esperanza, tal como está hoy la justicia.   Y es que a lo largo de décadas la administración de justicia ha adolecido en España de un atraso legal, de una suma de disfunciones y de una falta de dependencia frente al poder político, que en ocasiones ha llegado a niveles trágicos y ridículos. Precisamente por ello, el anuncio de las reformas solo puede ser acogido con alegría y esperanza ya que implica arrancar a nuestra nación del siglo XIX, en áreas como el derecho mercantil, la administración de justicia o el procedimiento penal, y colocarla en el siglo XXI en otras como la mediación, el castigo de los multe reincidentes, la penalidad aplicada a los menores, la delimitación de la despenalización del aborto o la composición del Consejo General del Poder Judicial. Es de esperar, que tanto socialistas como los nacionalistas, que tanto han hecho por someter a la justicia a su antojo, clamen contra estas reformas, como ya hacia ayer Rubalcaba e intenten abortarlas. La verdad que esperemos que no lo consigan, porque su triunfo significaría el del despotismo frete a la modernidad, el de la falta de dependencia judicial frente a la democrática separación de poderes y el del atraso sectario frente a la mejor praxis jurídica. Esperemos que estos pasos, para mi afortunados, como otros que se han visto en las últimas semanas, tanto en Interior como en Asuntos Exteriores, vayan acompañados de las necesarias reformas económicas, porque de lo contrario corren el riesgo de verse arrastrados por la marea de la crisis. 

 García MOLINA

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